GASPAR DEL CAMPO
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Iglesia Santa María La Blanca, en Villalcázar de Sirga sobre el camino de los Templarios |
GASPAR DEL CAMPO nació en Carrión de los Condes en 1829. No
tengo datos de sus padres y demás ancestros. Se casó con Juana Portas Comillas, hija de Mariano
Portas Moro y de Andrea Comillas Fuentes y nacida en Saldaña (Palencia,
Castilla y León, España.) Tuvieron cuatro hijos: Doraciana, Julio, Felicísimo y
Pedro. Fue un destacadísimo maestro constructor, realizando gran cantidad de obras en toda la región. Para ilustrar mejor al respecto, es válida y muy completa la semblanza escrita
por uno de sus amigos, Ricardo Becerro con motivo de su fallecimiento y publicada
en la “Voz de Palencia” El día 6 de Marzo de 1881. (respeto las mayúsculas y minúsculas del original, y
las puntuaciones)
“Una terrible y rápida
enfermedad, ha causado hace pocos días la muerte del conocido y acreditado
maestro constructor de cantería, Gaspar Del Campo, que era una de las
personalidades más originales y distinguidas del arte en nuestra provincia. El
público le conocía y le apreciaba, porque debajo de aquél rudo aspecto físico
de su exterior apariencia, guardaba un espíritu inteligente, inspirado y de
decidido amor a las obras artísticas. Muchas de estas quedan en Palencia y su
provincia, que recordarán por largo tiempo su memoria. Tan aplicado, tan
entusiasta fue en sus trabajos y tan honrado como padre de familia y convecino,
que bien merece que sus amigos le dediquen un leve recuerdo también. He aquí el
mío, consignado en nombre de muchos de los que lo tratábamos y apreciamos.
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Altar Jónico de San Sebastián en la Iglesia Santa María La Blanca, construido por Gaspar del Campo en 1860 |
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Leyenda en el Altar Jónico de San Sebastián |
Nació en Carrión de los Condes en 1829. Hijo de un
modesto albañil, recibió una educación escolar muy limitada, y apenas supo en
toda su vida leer y escribir correctamente. En cambio, su vocación artística le
llevó a la práctica del dibujo, y quien con gran trabajo no llegó a saber
escribir varias palabras, supo desde muy joven trazar figuras, reproducir en
copia del natural, los adornos esculpidos de los templos y hacer en barro, en
madera y en piedra, fáciles esculturas. Su escuela artística fueron los
solitarios claustros y paredes del convento de San Francisco de Carrión. Allí,
sin que nadie le acompañara, con un carbón en la mano y animado por sus
aficiones, llenó todos los macizos blanqueados de extrañas figuras de copias de
capiteles, de sencillos croquis de fachadas, de caprichos sin fin, que el
público veía después y admiraba, presintiendo en el joven Gaspar un hombre de
provecho.
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Otra escultura de San Sebastián tallada en madera por Gaspar del Campo (Iglesia Santa María La Blanca) |
A los once años ya practicaba el oficio al lado de
su padre, que le llevó a Revenga a ejecutar una obra en casa del ilustre y
veterano general Amor. Prendóse este de las felices disposiciones del joven al
verlo trabajar, y mucho más aún cuando trabándose un día singular cuestión
profesional entre el padre y el hijo acerca de la mejor manera de sentar los
canes del tejado, probó Gaspar la bondad de su sistema saltando de unos a otros
después de colocados sin que ninguno se cayera, mientras que los otros se caían
al poner encima el pie. Las mismas felices disposiciones de ingenioso
constructor demostró al continuar la edificación del molino de Villacuende,
propiedad de D. Pedro Pombo, vecino de Pozo de Urama. No era bastante a sus aspiraciones el limitado
horizonte de las obras que aquí se construían, y anhelando ver algunos
monumentos de que tenía noticia, se trasladó a pie a Madrid en lo más riguroso
del invierno de 1835 (NOTA: debió ser en 1845, a la edad de 16 años.) Corrió
solo las calles de la corte, deteniéndose embebido en la contemplación de las
grandes construcciones que allí existen, y al fin fue a dar a la escuela
práctica de ingenieros militares donde tenía alguna amistosa relación,
escitando la curiosidad de cuantos en ella le vieron, por haber construido con
una navaja un excelente modelo de puente levadizo. Hiciéronle instancias para
que ingresara en el cuerpo a pesar de su escasa edad y talla: pero amante de la
independiente libertad, dejó el cuartel y siguió observando la construcción de
las obras públicas. En ellas aprendió el modo de sentar el ladrillo, cuya
innovación estendió aquí con general aceptación y aplauso. Vuelto a Carrión, un
vecino, D. León Salvador, le encomendó la dirección de la obra de su casa, de
la que se encargó, y como solo tenía entonces 17 años, dio el pueblo en llamar
a la obra por el ejecutada, la obra de los chiquillos, que salió a maravilla,
como aún puede verse.
Un primo hermano suyo que sabía leer muy bien, le
leía todas las noches las reglas de geometría, arquitectura y escultura de la
famosísima obra de Juan de Arfe y Villafañe: De varia conmesuración y solo con
esa enseñanza, ejecutando el en su papel lo que su pariente leía, aprendió los
más esenciales elementos del arte, con una disposición verdaderamente
extraordinaria. Ambos primos trasladábanse después en los días de descanso a la
iglesia y bóvedas de San Francisco, y allí estudiaba Gaspar prácticamente lo
que el viejo libro de Villafañe le enseñaba. El incomparable claustro del
renacimiento de San Zoilo de Carrión, que guarda las joyas de Juan de Badajoz,
fue también escuela práctica de sus aficiones, y allí animado por el viejo y
venerable Abad D. Plácido Trebijano, antiguo habitante de aquél sitio, estudió
todos los detalles, dibujó multitud de adornos, y leyó todas las inscripciones.
Un tratado de arquitectura de Vignola que logró adquirir, amplió sus
conocimientos y desde entonces en la mayor parte de las obras que ejecutaba,
empleó los detalles bien hechos de los órdenes griego y romano.
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Portada del libro de cabecera de Gaspar mencionado en el texto. Lo encontré por internet en una librería de Asturias y logré comprarlo. |
Construyó sobre
las riberas del Carrión las primeras fábricas de harina; entre ellas la
Martineja en Carrión, la Saldañesa en Saldaña, la de San Zoilo en Carrión, la
Vencedora en Villoldo, y varios molinos en Carrión, Villacuende, Galleguillos,
Calzada y Villamoronta. Después de haber hecho un bonito frontispicio del orden
toscano para una posesión de la inspirada poetisa palentina Sra. Doña María J.
Rodríguez de Mantilla, recibió de esta como singular regalo, la muy apreciada obra
De Varia Arquitectura del P. Regier, comentada por Bonavente (? Ilegible), a
cuyo estudio se dedicaron los dos primos, el lector y el constructor,
ensanchando este sobremanera sus conocimientos artísticos.
En la monumental iglesia de los Templarios deVillasirga, construyó dos capillas de estilo románico, bajo la dirección del
sabio arquitecto durangués, el famoso Padre Echano, quien no solo le dio al
finalizar la obra, una lisonjera certificación de aptitud y aplicación, sino
que lo recompensó con 640 reales. Para esta misma iglesia hizo un altar jónico,
esculpió la imagen de San Sebastián y construyó la linterna del reloj sobre la
torre.
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Torre de la Iglesia Santa María La Blanca de Villalcázar de Sirga (Palencia, España) |
Idénticas obras ejecutó en la de Santa Columba de Cervatos de la Cueza,
así como el altar mayor, de orden compuesto, de la de Santiago. Trasladó y
reformó el altar de piedra de la abadía de San Torcuato de Carrión, hizo de
nueva planta la capilla del Cementerio de Paredes de Nava, la iglesia y dos
altares de Villatoquite y entre otras esculturas la Virgen de Galleguillos, y
varios crucifijos y santos en muchos pueblos.
De algunas obras notables públicas y particulares
que construyó, merecen recordarse la Casa Consistorial de Carrión de losCondes, la restauración del palacio del Sr. Junco en Villafruela, de estilo
gótico; La capilla sepulcro del mismo gusto del Sr. Gregorio; el templete
panteón jónico del Sr. Monedero en el cementerio de Palencia; la fuente pública
de Villada; el Observarorio meteorológico del instituto público de 2ª enseñanza
de esa provincia y el panteón gótico del Sr. Barón de Azaneta en Ramales
(Santander.)
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Casa Consistorial de Carrión de los Condes (Palencia, España) |
Esta larga práctica en la construcción y los
conocimientos prácticos que también adquirió viajando de joven a las ciudades
de Burgos, León, Santander, Valladolid y otras, a estudiar sus catedrales y sus
mejores obras arquitectónicas, le dieron una ilustración artística distinguida,
nada vulgar, que ostentaba modestamente en su conversación y que hacía
comprender cuanto valía aquella inteligencia obrera, dedicada en absoluto al
cultivo de las Bellas Artes, oculta bajo un exterior rudo, como he dicho, y
digna de mejor preparación y enseñanza.
El maestro Gaspar del Campo hubiera brillado en más
altas esferas, si una mano protectora siempre necesaria para los hombres de
genio, lo colocara desde su juventud en contacto con otros hombres y con más
amplios espacios artísticos. Hijo de sus obras, sin más maestro ni gala que sus
libros viejos y su inspiración, todo se lo debió a si mismo, dejando un nombre
muy estimado en esta comarca. Nunca conoció el temor ni las dificultades en el
estudio de los proyectos y en su construcción, porque firme en sus especiales
aunque limitados conocimientos, buscó a porfía en el trabajo diario la honrada
sustentación de su casa y la seguridad del porvenir de sus hijos. La muerte le
ha sorprendido cuando más avanzado iba en el camino de la realización de sus
propósitos. Deja, entre otros, dos hijos que han heredado sus aficiones, su
amor al estudio, su decisión por el arte y sus excelentes hábitos de trabajo,
sin otra herencia que su buen nombre, sus libros, sus dibujos y sus útiles de
diaria labor. Ellos sabrán de seguro continuar la digna carrera del modesto
cuanto distinguido artista.
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Panteón de Don Juan Monedero en el antiguo cementerio de Palencia. Este cementerio fue transformado en parque y los restos allí guardados fueron trasladados al actual cementerio de Palencia. (Desconozco si los finalmente los restos de Gaspar fueron sepultados en este panteón como ofreció en origen Don Juan Monedero) |
El numeroso acompañamiento que acudió a su casa y
que siguió el cadáver hasta la fosa demostraron las muchas simpatías que el
malogrado maestro tenía en Palencia. Una persona de las que más led ha
distinguido encargándole grandes trabajos, el Sr. D. Juan Monedero, nos aseguró
en el cementerio, al cumplir con el este triste deber, que deseaba que sus
restos descansaran en el panteón de su familia, que Campo estaba ejecutando, y
que pronto habrá de terminarse, cuya honrosa y justa distinción será muy bien
vista y muy aplaudida.
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Leyenda en el panteón de Don Juan Monedero en la que consta el nombre de Gaspar del Campo |
Al sorprenderle la muerte tenía ya trazados los
bocetos de otros sepulcros y estatuas que debía hacer para algunas familias
notables de Palencia. Dios le ha llamado a su seno, y al verle dejar caer el
compás y el cincel de la mano, todos sus convecinos han repetido que el arte
profesional ha perdido un honroso representante, un valiente pensador y un
excelente padre de familia. ¡Descanse en paz!” - Ricardo Becerro.