Doraciana llegó por primera vez a la Argentina el 27 de Julio de 1889 junto con sus hijos Juana, Carmen, Gilberto y María Patrocinio. Arribaron en el buque Cordowan procedentes de La Coruña (Galicia, España.)
Regresó a España en 1916 con su hija Victoria y con su esposo Francisco, alojándose en la ciudad de León en casa de su hermano Julio. Francisco estaba enfermo y falleció al poco tiempo de llegar. Luego de ello regresó a Argentina con Victoria. De acuerdo a la información del poema/obituario que mencioné antes, en Argentina habrían vivido un tiempo en Bahía Blanca, luego cinco años en Buenos Aires y de nuevo regresaron a Bahía Blanca.
Finalmente y en fecha no conocida, Doraciana volvió a España con Victoria en el buque "Asturias", y allí vivió en casa de Julio. El 15 de Agosto de 1936 falleció en ciudad de León (Castilla y León, España), donde Julio la sepultó junto a su marido Francisco, muerto allí 20 años antes. En el siguiente enlace presento detalles de los ancestros de Doraciana: https://blog-de-mag.blogspot.com/2024/11/los-ancestros-de-doraciana-del-campo.html
A MI QUERIDA HERMANA
Y PARA SUS DESCENDIENTES
(Poema/obituario escrito por Julio Del Campo Portas)
El quince de Agosto, de mañana,
Entregó el almas a Dios una señora;
Mi segunda madre, mayor hermana,
Pasó por este mundo creadora.
Su vida, dechado de virtudes,
Haciendo pandan con su hermosura;
Cadáver, y al hacer ochenta y cuatro,
Tersa cual joven, conserva su figura.
Toda su vida trabajando.
Madre de tres generaciones.
Doce hijos tuvo; a todos fue criando,
Con nietos y biznietos a montones.
Con ella estuve hasta casarme,
Cuarenta y cuatro años transcurridos.
Hace veinte, vino para España,
Con su hija y enfermo su marido.
En mi casa estuvo siempre.
Al medio año de estar ha fallecido.
Yo quería que mi hermana se quedara.
Su hija, por amor a la Argentina,
A su madre con ella la llevaba,
Yo solo me quedé con mi Antolina.
A su casa llegó de Bahía Blanca,
Siempre con los hijos y los nietos,
Como ídolo colmaban a la madre,
De cariño, agasajos y respeto.
Cinco años después, en Buenos Aires,
Haciendo vida de burgueses.
Luego volvieron a Bahía,
Con algún quebranto de intereses.
Sabiendo yo el cariño que sentía
Por su esposo, aquí en sepulcro estaba,
Seguro de que si, ganas tendría,
De dormir el sueño eterno en su morada.
Le brindé venir aquí conmigo,
Con su hija Victoria en compañía.
Yo salí a esperarlas hasta Vigo,
Subiendo al barco en que venían.
El “Asturias” de la “Mala Real Inglesa”,
Gran palacio flotante parecía.
Al verlas, de gusto, emocionados,
Riendo y llorando de alegría.
Bajamos del buque y embarcamos,
En una cómoda motora.
Luego nos dejó en tierra firme.
Bendito sea Dios y en buena hora.
Que junto con mi querida hermana
Y su hija Victoria en compañía.
A León llegamos con salud.
Vergel todo el camino parecía.
Eran las tres de la mañana.
Las chicas ya tenían preparado
Desayuno caliente en abundancia,
Y a la cama, había yo ordenado.
A dormir y hasta luego, si Dios quiere
Al sitio que antes yo había ocupado,
En compañía de mi difunta esposa,
Como un día, treinta y cinco años…
Ahora voy a hacer una reseña,
En cuatro años que ha durado;
Sin dejar de trabajar un solo día,
Leyendo, cosiendo o bordando.
También hicimos excursiones,
A poblados, donde habíamos vivido
Disfrutando una alegría emocionante,
Después de tantos años transcurridos.
A su hija Victoria, la mostraba,
La casa donde allí había nacido.
A Dios y a su hermano daba gracias,
Por la gran satisfacción que había sentido.
Viendo las obras construidas,
Por su padre, sus hermanos y el marido,
La mostró en Carrión una casita,
La misma donde ella había nacido.
Otra donde alegre se casó,
En la misma nació su primer hijo.
Después de correr por todo el pueblo,
Recordando sus tiempos más dichosos,
Con sesenta años transcurridos,
Se creía en sueños venturosos.
Como habrá pasado el tiempo!
Esto es lo mismo todavía.
En cambio en la República Argentina
Vio hacer toda Bahía.
Modelo de lugar a la moderna,
De industrias y Banca comercial.
Grandes plazas, paseos y arboledas,
Convertida en hermosa capital.
Allí tenía puesto el pensamiento
Pidiendo a Dios omnipotente
Salud y pan para su gente,
Para el bien dediquen su talento.
También hicimos excursiones
Para los pueblos de la parte provincial,
Sahagún, Mansilla, Ambasaguas,
La Montaña, Villa de Boñar.
Su hija y yo, desconsolados,
Y dichosos porque hemos recogido,
Después de cariños y cuidados,
Hasta dar el último suspiro.
Yo la acompañé al cementerio,
Al sepulcro donde estaba su marido,
Sus almas juntas en el cielo
El premio lo tienen merecido.
Una oración pido por los dos,
Nunca la tendremos en olvido.
Descanse en paz en el cielo,
Aquí bastante has servido,
A tus padres, al marido,
A los hijos, a los nietos.
Ganada tienes la gloria;
El hermano que te vive,
Te dedica esta memoria.
JULIO DEL CAMPO
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