Esta mañana y luego de un par de días de viento sur agobiante, nevó un poco, como corresponde a un invierno que se precie de tal, y como corresponde a un clima global que se está enfriando desde hace quince años. Pese a la insistencia de los “cráneos” que integran el Panel Internacional de Cambio Climático, en que el clima planetario se está calentando, tendremos que prepararnos para un par de décadas frías y secas. PASO UN AVISO: Desde este “extremo del arco iris” prepararé otro blog dedicado a presentar la enorme cantidad de pruebas que demuestran la falsedad del calentamiento global de origen antropogénico. Que tengan líndo día. Abríguense (por fuera y por dentro).
Sierra Grande de San Luis en El Durazno. Nevada 23 de Julio de 2.009
Esperando a Gabriel
Estoy en San Luis, esperando a mi compadre en la vereda de su casa, en el momento justo en que la tarde escapa. Aunque la noche persiste en demorar su llegada, porque la primavera aleja el horizonte para que el sol nos acompañe un rato más. Todo parece congelado en el tiempo. Todo parece quieto, como permitiéndome indagar en los porqué de cada ruido de los muchos que se entrelazan a lo lejos.
Se enredan los ladridos de los perros,
con los gritos de chicos
que andarán retozando en los baldíos...
Revienta la bocina de algún coche
mientras pasa una moto laburanta,
una Puma, quizá,
tosiendo un catarro de desgaste.
Va transcurriendo el aire lentamente
y desfilan olores a su paso:
los olores de leña de algún fuego...
(olorcito tan grato en el recuerdo
de los tantos fogones de campaña,
siempre asociado al vino y la comida..!)
Un aroma de pan recién horneado...
El olor de algún pino...
flores de paraíso...
Aparecen algunas estrellas y desde hace un rato se ve brillar a Júpiter, al despegarse de un salto sobre el filo de la Sierra Grande, nítidamente destacado del cielo. Se han encendido las luces de la calle, como dándole certificado de autenticidad a la noche, que pese a ello es renuente a instalarse del todo.
El ruido del rodar de una bicicleta se desgrana por la calle de ripio de la esquina. Hasta que es ahogado por el repiqueteo de los tacos de una señora apurada, con sus más de treinta años muy bien puestos y sus hijos de la mano: una doceañera que me mira escribir y le cuchichea algo y un nueveañero peinado a la gomina, duro y derechito, como con temor de que cualquier movimiento brusco le libere sus pelos de alambre, de la prisión de gomina.
Pasa una abuela con la bolsa de los mandados medio llena, justo cuando Gabriel llega y pongo punto final a este entretenimiento de observar y de gastar lápices y papeles contando lo que observo y siento.
En estos días que el tema está instalado en los medios, vale la pena opinar "desde un extremo del arco iris.” Sin abrir juicios de valor y partiendo de la base de que cada individuo tiene libertad de organizar su vida como más le agrade y le convenga, siempre que respete la libertad de los demás, creo que este tema estuvo mal orientado desde el inicio, al usar el término MATRIMONIO.
Podría darse el caso de que uno de los integrantes de una pareja de homosexuales que quieran unirse legalmente, sea mujer, o pueda considerarse mujer. Digo "uno" y además digo "pueda", porque en el caso de la homosexualidad, ya sea masculina o femenina, al menos para los de afuera no siempre está claro quien juega el rol masculino y quien el femenino, si es que juegan esos roles Y quizá, dado que es una relación diferente a la heterosexual, el rol de ambos en la pareja sea también diferente y aún no tenga definición precisa y unívoca. Digo que el tema está mal orientado desde el inicio, por el solo hecho de pretender que se les permita usar la figura legal de MATRIMONIO. Hago hincapié en este término, porque los grandes equívocos en muchas discusiones, como esta, surgen del empleo de terminologías confusas, ambiguas, o erróneas. Está muy claro que con la palabra MATRIMONIO se denomina unívocamente una institución social y jurídica que deriva de la práctica y del Derecho Romano. Etimológicamente, el término proviene de la expresión "matri-monium": esto es, el derecho que adquiere la mujer que lo contrae, para poder ser madre dentro de la legalidad. Concepción que se fundamenta en la idea de que la posibilidad natural da una mujer para ser madre, se subordine a la existencia de un marido al que ella quedaría vinculada al dejar la tutela de su padre, legitimando la existencia de sus hijos. Esto se puede ampliar con poco esfuerzo en Internet. Sin ir más lejos, en la Wikipedia. Por otra parte y no menos importante, el matrimonio se considera una institución fundamental en la sociedad, porque contribuye a cimentar la estructura de la misma, al crear un lazo de parentesco entre personas (generalmente) no cercanas en línea de sangre.Haciéndola corta, si los homosexuales quisieran consolidar su vínculo legalmente y sin ser objetados, considero que deberían buscar otro nombre para el mismo.
La palabra MATRIMONIO y su significado unívoco no deja lugar a dudas: en tal unión debe existir una madre real o potencial. No sería el caso de alguien que quiera hacer de "madre con pito" (o de "padre con tetas.") Ya demasiado enredados estamos, como para seguir haciendo aportes a la confusión general. En ese sentido y buscando el mejor entendimiento entre las personas con el empleo de términos unívocos (términos precisos y con un solo significado, que no se presten a diferentes interpretaciones y que por lo tanto no generen confusión), en reemplazo del término MATRIMONIO para la unión legal de parejas homosexuales, considero más apropiado el término UNIÓN CÓNYUGAL, por ejemplo. El término CÓNYUGE se aplica a cualquiera de las personas físicas que forman parte de un matrimonio real: una mujer y un hombre. Como es un término genéricamente neutro, al no hacer distinción de sexos puede usarse en referencia tanto a hombres como a mujeres.Tengo entendido que este término se emplea en el Derecho de Familia por un motivo fundamental, que es la equiparación de los sexos en los derechos y deberes dentro del matrimonio real. Considero que por esa causa las legislaciones intentan evitar la mención a cada una de las partes por separado, hablando entonces de «cónyuges» y dejando clara la igualdad jurídica de ambos. Además, y este sería el caso, al aparecer la posibilidad de la unión legal entre personas del mismo sexo, sería aconsejable el empleo de términos neutros para denominar a sus partes. Como dije antes: ni «esposa» (con pito) ni «marido» (con tetas). Considero que en lugar de insistir con la palabra MATRIMONIO para la unión legal de las parejas homosexuales, a esta deberían llamarla UNIÓN CONYUGAL, o algo por el estilo. A ellos no los afectaría en su justo derecho a legalizar su vínculo, y tendrían menos objeciones. Porque ni les cuento si comenzamos a hacer argumentaciones desde el lado de la mayoría de las religiones! Pero quizá los “Honorables” del Congreso estén enredados en ambigüedades intelectuales. Y si nos atenemos a las estadísticas, probablemente unos cuantos de ellos también lo estén en sus ambigüedades sexuales. Por lo tanto a unos no les daría, y a otros tal vez no les interesaría hacer una disquisición por el estilo (además, me los imagino a todos haciendo cola en la peluquería del Congreso para cortarse el pelo gratis, y ya se sabe que en estos días, en las peluquerías solo se habla de fútbol!). Que tengan lindo día!
Yo me fui una mañana repleta de ilusiones, Mientras el sol crecía sobre el cielo, a mi espalda. Para volver muy tarde con los bolsillos rotos, con las manos vacías y con mucho cansancio, y con el sol (el mismo que creció esa mañana...) calentando otros cielos detrás del horizonte.