de mi pueblo,
con el sol de este Abril
templando mis espaldas.
Y me inundé de nuevo
como en veces lejanas,
del color de las hojas de acacia,
amarillentas,
formando policromas figuras
en las calles.
Otra vez
como entonces,
la humedad del otoño
tornaba más oscuras las sombras
en la plaza...
Y otra vez como entonces,
inundó mis sentidos
el olor de las hojas quemándose
a lo lejos.
Otra vez como entonces,
como siempre,
sentí adentro del pecho
el calor de la sangre
reclamando horizontes...
Y aquí estoy
en la noche de este otoño sin grillos,
ni aromas de jazmines
(...se los llevó el verano!)
recordando en silencio
lo vivido hace horas,
cuando salí a la tarde nuevita
de mi pueblo
con el sol inclinándose
y mi frente
buscando respuestas a lo lejos.
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