HISTORIAS DE PAPAS (13)
Ese día en que la llegada de papas nuevas a la barraca había sido particularmente abundante, con Oscar y los demás llevábamos varias horas al trote desde el portón hasta las estibas, las que iban creciendo desde el fondo del galpón hacia frente. El único aliciente que esto nos daba, era el de tener la certeza de que cuanto más cansados estuviésemos, las estibas iban a estar más cerca del portón. Pero nada más, porque el ritmo del trote desde el camión a la estiba y desde la estiba al camión, aunque no estuviese marcado por el tambor que animaba a los antiguos galeotes, no variaba en lo más mínimo. LEER MÁS >>>
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