miércoles, 21 de julio de 2010

--- Las cinco de la tarde...


 
Las cinco de la tarde
caminan con las sombras
de ventana y  cortinas
por sobre mi escritorio.
Escribo
perfilando las formas de un futuro;
sintetizo la idea
de lo que será, acaso,
solo un conocimiento
o un sentido de vida;
algún aporte práctico a este pisar la tierra.
V
oy dejando incesante, mi marca sobre el tiempo
como esta sombra muda
que transita papeles por sobre mi escritorio.
Ella es hija del sol
y yo también, como ella, me origino del sol,
no solo por mi marca sobre el tiempo.
Cada átomo que forma
mi cuerpo,
mis costados,
mis arribas y abajos,
se mueve con la fuerza
que alguna vida previa
robó al sol una tarde
H
asta la fuerza misma de pensar estos versos;
de amalgamar ideas
con mil datos dispersos
y ayudar a la vida.
La sensación inmensa que me da una mirada,
un gesto, una palabra
y el sabor de las mieles y el calor del verano...
los olores domésticos del pan
recien horneado...
Un beso...
una caricia... un susurro escondido
en el hondo misterio de las noches.

T
odo viene del sol.
Viene del universo
que no tiene fronteras en el tiempo.
Soy una circunstancia
y como tal, etéreo, inpalpable e inmenso
en este relativo rodar de eternidades,
que hace escribir mis versos
y me da sentimientos
para querer que un día,
mis átomos dispersos
vivan la paz del mundo
en otro cuerpo
que prosiga sintiendo cual yo,
hoy,
que estoy vivo!!

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