Ante
una falsa la disyuntiva de minería o calidad
ambiental
La discusión del tema minero está atravesada por posturas
y creencias que no dejan espacio para un debate racional, basada en la
exposición de argumentos técnicamente respaldados, generándose, por el
contrario, espacios de fuerte confrontación y violencia, La repetición
sistemática de frases mediáticas se impone a cualquier argumento respaldado en
realidades técnicas. Los rumores se convierten en verdades indiscutidas. Se
soslaya abiertamente que en muchos países del mundo se
extraen substancias minerales en explotaciones a cielo abierto y también en
nuestro país desde hace veinte años, sin que se comprueben los graves daños y
las catástrofes ambientales denunciadas.
Debemos manifestar que la explotación a cielo abierto o
de forma subterránea, no es una alternativa para los
proyectos mineros: es una imposición resultante de la técnica y la economía y
que, asimismo, para la explotación a cielo abierto se han
diseñado y ejecutan técnicas operativas que aseguran que el impacto ambiental,
inevitable de toda actividad humana, se mantenga por debajo de los máximos
admitidos por las legislaciones. Coparticipan en ellas geólogos que se
desempeñan con alto grado de profesionalismo y comportamiento ético.
En realidad parecería que el objetivo fuera impedir las
explotaciones mineras en general, contraponiéndolas, como alternativa
excluyente, a la agricultura o descalificándola con el
falazmente mentado excesivo consumo de
agua.
La controversia nos atañe ya que la
geología es parte principal de los proyectos mineros en sus
etapas de prospección y exploración, que debe estar inexorablemente a cargo de
geólogos, obligatoriamente matriculados en los consejos jurisdiccionales que
correspondan, conforme las leyes nacionales y provinciales vigentes.
En la posterior etapa de explotación la principal
responsabilidad corresponde a los ingenieros de minas, asistidos por geólogos,
en tanto que en la gestión ambiental la responsabilidad es asumida por equipos
multidisciplinarios en el que participan profesionales geólogos, en temas tales
como disposición y control de escombreras y diques de cola,
abastecimiento de agua, control de los acuíferos, etc.
Entre nuestros matriculados, aquellos
que se desempeñan en la actividad minera lo hacen con
eficiencia, responsabilidad y ética profesional. Adicionalmente, cabe destacar
que la mayoría de las tareas directivas y gerenciales de las
empresas son realizadas por profesionales argentinos de diferentes
disciplinas.
Desde el punto de vista legal la minería,
en su totalidad, es una actividad lícita, regida por el Código de
Minería, ley 1919, que se aproxima a los 140 años de vigencia
y es el que establece la propiedad, formas de concesión
y condiciones en las que se deben realizar todas las tareas
mineras de prospección, exploración y explotación, incluyendo
la protección del ambiente en su Título Tercero De las
condiciones de explotación - Arts. 246 al 268 CM -
.
La discusión no es minería si o no. O si el cielo abierto
es mejor o peor que el laboreo subterráneo. El estudio de impacto ambiental, que
obligatoriamente forma parte esencial de cada proyecto minero, debe ser
realizado por profesionales de las distintas especialidades implicadas –en los
que ineludiblemente también participan geólogos- y las autoridades de aplicación
de cada jurisdicción, deben aprobar,
desaprobar o exigir opciones alternativas hasta que los impactos del
proyecto resulten compatibles con una explotación ambientalmente sustentable.
Esta decisión de la autoridad de aplicación esta, en la mayoría de las
jurisdicciones provinciales, antecedida por audiencias
públicas en la que los distintos sectores de la comunidad
pueden expresar sus opiniones y por ello conforman ámbitos favorables para el
análisis y la discusión.
Se advierte claramente que
las opiniones referidas
al tema minero están polarizadas por prejuicios y/o
creencias y también se la defiende o condena por cuestiones
políticas coyunturales. Los anti de ayer son los pro de hoy y viceversa. En este
contexto resulta imposible generar un marco para el diálogo constructivo.
Asimismo, entre algunos opositores de la explotación
minera se encuentran actores con intereses variopintos (políticos, electorales,
sectoriales, etc.) que con gran experiencia y presencia mediática instauran
mentiras que son aceptadas por la opinión pública por el
desconocimiento general sobre este tema.
Se falta a la verdad sin pestañear: se afirma que la
minería mata, produce cáncer, lleva a la falta de agua, desertifica, que parte
del NOA es desértico por culpa de las explotaciones mineras,
que el agua se enturbió o cambió de color o
gusto, que la Comunidad Europea
prohibió la minería, o que una niña en Catamarca murió por culpa de la
minería, hecho desmentido por sus padres.
Una investigación realizada por FUNCEI -Fundación
Centro de Estudios Infectológicos- presidida por el
Dr. Daniel Stamboulian, en la zona de impacto de Minera Alumbrera y que
demuestra la falsedad de los argumentos sobre los impactos negativos de la
actividad minera en la salud, es ignorada por los medios, que “contrario
sensu” comunican falsas creencias y mitos
sobre el tema.
En casi 20 años de actividad en
regiones como la Patagonia o el NOA se explotan yacimientos a
cielo abierto sin impactos graves y/o irreversibles en el ambiente. Entendiendo
por ambiente a todo aquello que rodea a la explotación en sus
aspectos físico, biológicos y socio económicos.
No obstante, las empresas mineras deben entender que la
temática es desconocida por el grueso de las poblaciones eventualmente
impactadas por los proyectos mineros y por lo tanto
comprensible la generación de conflictos
que deben ser resueltos por la vía de la explicación, la utilización de
antecedentes y documentación fehaciente que respalde cada
afirmación.
La falta de información sobre un tema
que es eminentemente técnico y que en el pasado reciente ha sido
predominantemente materia exclusiva de especialistas, se agrava cuando se
instala en los medios y cualquiera se manifiesta como un experto y propala falsa
y/o sesgada información que produce incertidumbre y miedo en la comunidad.
Además su utilización con fines políticos y el descreimiento de la población en
sus instituciones configuran un contexto muy
preocupante.
Todos debemos ser parte activa de la búsqueda de las
soluciones.
·
Los profesionales, en nuestro caso, debemos utilizar los
mejores conocimientos y prácticas para que la actividad minera se encuadre
dentro de los márgenes ambientales establecidos en la medición de todos sus
impactos.
·
La obligación de la política es fortalecer las
instituciones específicas de la actividad minera y ambiental, que sean
públicamente reconocidas por su prestigio
científico- técnico e independencia en sus decisiones. Además revisar
algunos aspectos económicos de la normativa vigente que, recordemos, fueron
establecidos en un momento absolutamente distinto al actual, en lo referente a
los mercados de los minerales, particularmente los metalíferos. Es necesario
además considerar el destino y forma de utilización de los ingresos generados
por los gravámenes a la actividad minera, para concretar un efectivo desarrollo
socioeconómico de las regiones y comunidades cercanas a los proyectos.
Cabría también analizar si dada la creciente importancia
económica de la actividad minera en la economía nacional, no sería conveniente
su inclusión en los programas de las escuelas medias.
·
Las empresas deben cumplir a raja tabla con la normativa
ambiental vigente y establecer una justa cuota de Responsabilidad Social
Empresaria que haga de la minería una actividad
sustentable.
Finalmente cabe expresar:
Que la minería en sí no es ni buena ni mala, como cualquier
actividad humana impacta, sí, pero deben minimizarse
los impactos que cada proyecto produce. Es irrefutable que la
vida moderna no sería tal de no existir minería, pero también que las empresas
mineras deben ajustarse estrictamente a las regulaciones ambientales. Es falsa
la disyuntiva minería o ambiente. La minería puede desarrollarse en un marco de
absoluto respeto a la calidad ambiental.
Se debe discutir sobre bases serias, todo fanatismo es
destructivo. Sobre todo debe haber educación e información. Es necesario que las
autoridades gubernamentales, empresas y comunidad dialoguen, y aporten la
comprensión generadora de los consensos, para que, en el respeto irrestricto a
las normas, nuestros recursos minerales se conviertan en propulsores del
desarrollo socioeconómico sustentable de nuestras economías
regionales.